Se jubila después de 38 años vendiendo el cupón de la ONCE en la misma esquina de Ourense

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Marcos se despidió este viernes de la esquina que ocupó durante los últimos 38 años
Marcos se despidió este viernes de la esquina que ocupó durante los últimos 38 años Santi M. Amil

Mario Villar Mariño se despidió este miércoles de los clientes que habitualmente pasaban por su puesto ubicado en la entrada de la calle Santo Domingo desde San Lázaro

25 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva casi cuatro décadas ocupando la esquina en la que se cruzan la calle Santo Domingo con el parque de San Lázaro en Ourense. Desde detrás de su mesa con los cupones de la ONCE, Mario Villar Mariño ha sido testigo de muchos cambios en esta zona céntrica de la ciudad de As Burgas y, como él mismo cuenta, también en sus habitantes. «Ata hai algunha avoa que cando a vin por primeira vez ía ao colexio dos Maristas e agora xa leva ós netos», asegura este moañés nacido en la parroquia de San Pedro de Domaio que llegó con 25 primaveras a la única ciudad gallega sin mar. «Boteino de menos penso que todo o primeiro mes», dice. Treinta y ocho años y 24 días después Mario ha cerrado por última vez el punto de venta desde el que repartía ilusión y suerte. A veces mucha. «Dos gordos din tres: un de 250 millóns de pesetas no ano 90, no 97 outro de 50 millóns e hai dous anos no verán repartín outros 240.000 euros», recuerda.

Mario se jubiló este miércoles pero dice que seguirá viviendo en Ourense y que no piensa trasladarse definitivamente a la costa. Al menos de momento, porque apostilla: «Nunca fixen ningún plan na miña vida e aínda menos teño pensado facelos agora de vello». Reconoce que muchos clientes habituales han pasado a despedirse pero cuando se le pregunta si cree que echará de menos la tarea y el contacto diario con el público afirma: «Para nada. Eu son unha persoa que sen facer nada son feliz. E cos clientes xa nos miraremos nos bares. Aparte, si a un que está no cárcere por matar a cinco ou seis o soltan ós trinta anos, que facemos nós traballando máis? É unha pena inxusta», dice este vendedor de la ONCE haciendo gala del buen humor y la retranca que le caracteriza. Con él se va el negocio más veterano del parque «e se hai algún outro xa pasou ás mans de segundas xeracións», matiza Mario.