Mejillones

ANTÓN GRANDE

LUGO

04 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esto de los mejillones del Miño a su paso por Lugo está resultado un tema cansino. Vayamos entonces por partes: en primer lugar la playa fluvial. Queridos convecinos, es mejor que se dejen de utopías y consideren ya, sin darle más vueltas ni abrir falsas esperanzas, que en esta bendita ciudad no va a haber playa fluvial, se pongan como se pongan porque, por si no se han dado cuenta, son muchas las fuerzas que convergen para que no se lleve a cabo ni de coña, vamos, que primero priman otros intereses que el de los miles de lucenses que pasan aquí sus vacaciones.

En segundo lugar, los mejillones. Pues ya lo saben, hay que trasladarlos cuidadosamente, de uno en uno, en paños para que no se enfríen, y en neveras para que no cojan un catarro. Y luego devolverlos al río, bien colocaditos, en línea, mirando a la Meca. De momento no han pedido voluntarios para estas tareas, seguro que a la Xunta se le ocurre alguna idea para hacer partícipes a los lucenses que añoran las aguas fluviales y que tendrán así una oportunidad de acercarse a ellas.

Quedan entonces otras opciones. De entrada, practicar el baño libre, tal como se ha venido haciendo, al menos desde que yo era pequeño y la gente se iba a las orillas del río, que de momento, según parece, es de todos, incluidos claro está, los lucenses. O Rei Chiquito, As Islas, o la Acea de Olga pueden ser lugares recurrentes, como lo fueron antaño en que no se molestaba ni a mejillones, truchas, carpas y otras especies.

Hay una última oportunidad: ir a emborracharse a la taberna que van a montar en la vieja Fábrica de Luz. Eso sí, mirando al río, sin acritud.