La presión internacional obliga a Maduro a ratificar a Edmundo González como el candidato opositor

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Edmundo González Urrutia, durante una rueda de prensa en el 2014.
Edmundo González Urrutia, durante una rueda de prensa en el 2014. Jeffrey Arguedas | EFE

Los mensajes de Lula y el ministro Albares fueron claves en un martes de tensión en Caracas

24 abr 2024 . Actualizado a las 20:06 h.

Edmundo González Urrutia ha sido ratificado como candidato de la Plataforma Unitaria Democrática venezolana, después de una jornada (la del martes) de intensa presión internacional para impedir que el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), afines a Nicolás Maduro, eliminasen la tarjeta electoral de esta coalición, y permitieran a Manuel Rosales declinar su aspiración presidencial para apoyar al diplomático jubilado, prácticamente un desconocido en el país sudamericano.

«Estamos comprometidos a llevar adelante una transición en la que se garantice la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados y de todos los venezolanos que se han ido y quieran regresar (...) y que nuestro país vuelva a ser una referencia democrática internacional», señaló González Urrutia en sus primeras declaraciones, después de conocerse que el CNE había ratificado el apoyo a su candidatura por los partidos Un Nuevo Tiempo (de Rosales) y Movimiento Popular Venezolano, tras dos días de intentos; y que el TSJ evitó eliminar por medio de una esperada sentencia.

Horas antes el presidente de Brasil, Lula da Silva, alababa la unidad de la oposición en torno a un único candidato, y el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, lamentaba que Maduro estuviera «muy lejos de lo pactado para la celebración de unas elecciones libres».

Así, lo que parecía una secuencia de eventos coordinados para terminar de cerrar los espacios para unas elecciones libres en Venezuela (incluyendo la visita este miércoles del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega), se convirtió, por lo pronto, en una bocanada democrática que incluyó, la noche del martes, el anuncio de Maduro de que la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, expulsada hace dos meses de Venezuela con cajas destempladas, podía regresar «cuando quisiera».

González se convierte así en el candidato «potable» para el madurismo, tras impedir mediante una decisión administrativa la participación de María Corina Machado, y posteriormente, la de su sucesora designada, Corina Yoris (sin ninguna explicación).

En las otras once candidaturas, que, según el imaginario popular, no son consideras como verdadera oposición, ha comenzado un proceso de unificación alrededor de dos figuras: Antonio Ecarri, del partido Lápiz, y Luis Eduardo Martínez, del histórico Acción Democrática. Formación está última cuya directiva fue impuesta por el Tribunal Supremo -designado a aliados del régimen- como en las de otros diez partidos de la oposición venezolana.