Carmen Diego, neumóloga y experta en asbestosis: «El amianto dañó al 90 % de los trabajadores del naval en la ría de Ferrol»

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La neumóloga Carmen Diego
La neumóloga Carmen Diego CESAR TOIMIL

Después de 22 años dirigiendo la consulta monográfica del amianto en Galicia, vuelve a su tierra natal, en Asturias: «Lo que más me impactó fue ver desaparecer todos los años a gente a la que le coges cariño»

25 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La palabra morriña ya tiene carácter universal, casi mítico. Así lo entiende la neumóloga Carmen Diego (Oviedo, 1971), que se marchó de Ferrol hace dos semanas y ya echa de menos esta ciudad. Ahora regresa a su tierra natal, pero con la pena de dejar atrás Galicia y sobre todo la unidad de referencia autonómica de la asbestosis, que comandó 22 años desde un área sanitaria de Ferrol diezmada por el amianto usado en el naval.

—¿Qué sensaciones tiene al dejar Ferrol?

—Mucha pena. Me voy por temas personales, que no profesionales. Para mí ha sido un lujo trabajar aquí, soy asturiana pero la morriña tiene un sentimiento universal. Estaría encantada en Ferrol hasta el final de mi etapa profesional, pero así es la vida.

—¿Cuál es su nuevo destino?

—El Hospital Universitario Central de Asturias (UCA), en Oviedo, donde me formé hasta que me fui a Ferrol. Los primeros a los que les comuniqué mi marcha fueron los socios de Agavida (Asociación Gallega de Víctimas del Amianto), con los que tengo muy buena relación. Cuando quieran, pueden contactar de nuevo conmigo. Me emocioné mucho, dejo grandes amigos.

—Cierra una etapa muy intensa.

—Ferrol me ha dado mucho a todos los niveles, y el impacto del amianto ya fue el motivo de mi tesis doctoral. En el prólogo daba las gracias a los trabajadores del naval con los que tuve relación, por el camino se han quedado muchos y los recuerdo a todos con emoción. Yo llegué a Ferrol con 30 años y en ese 2002 se creó la consulta monográfica de la asbestosis. Entonces, el área tenía tres neumólogos y ahora son siete. Espero que la unidad de referencia siga en manos de alguien, estamos en momentos complicados por déficit de neumólogos.

—¿Con qué situación se encontró en la ría de Ferrol en el 2002?

—Con un listado inicial de 365 pacientes proporcionado por CC.OO., pero en el 2005 Navantia ya nos pasó otro de 6.000 trabajadores, entre jubilados y prejubilados, que habían contactado con el amianto. A día de hoy tenemos a 1.400 pacientes en seguimiento, desde los que tienen placas pleurales a los más graves.

—¿El 90 % de los pacientes siguen siendo del naval?

—Sí, aunque también tenemos casos en la construcción, aislamiento o en la Armada.

—¿Hay cifras de enfermos o de muertos?

—En los astilleros de la ría, el 90 % de los trabajadores de la época dorada del naval tienen patologías relacionadas con la exposición al amianto. El amianto dañó al 90 % del naval. Este material se prohibió en España en el 2002, pero se dejó de usar en 1987 en los astilleros. En la época dorada de los setenta y los ochenta, la plantilla en la ría llegaba a 15.000 personas. Ahora tenemos una tasa de mesotelioma altísima, con nueve casos al año en un área de 200.000 personas y muchos muertos.

Pilar Canicoba

—Son cifras brutales.

—Brutales, las autopsias demuestran que los afectados tenían hasta 15.000 cuerpos de amianto por gramo de tejido seco de pulmón. Los operarios estaban expuestos a muchísimo amianto. Incluso hay mujeres con placas pleurales porque les lavaban la ropa de faena.

—¿Hasta cuándo durará la incidencia?

—Hasta el 2030 se mantendrá la incidencia del amianto a nivel ocupacional, pero después crecerá el impacto del mesotelioma por la contaminación ambiental (por las fibras liberadas por el amianto instalado).

—¿Cómo daña los pulmones?

—El amianto se inhala, llega al pulmón y este órgano no lo reconoce: intenta deshacerse de las fibras y desencadena procesos de fibrosis. Esto deriva en placas pleurales, asbestosis, cáncer de pulmón, cáncer de pleura o mesotelioma, etcétera.

—¿Quedó impactada por el índice de enfermos?

—Lo que más me impactó fue ver desaparecer todos los años a gente a la que le coges cariño. Recién llegada conocí a Manuel Amor (luchador antifranquista del 72 que moriría por el amianto) y me impactó muchísimo.

—¿Cómo afronta la dureza de dar un diagnóstico?

—Esta profesión es muy vocacional y gratificante, pero ese momento es muy duro. Le dices al paciente que le ayudaremos a frenar su enfermedad, pero a veces no hay tratamiento, como en el mesotelioma. De todos modos, la investigación oncológica es revolucionaria y estoy convencida de que el cáncer será una enfermedad crónica como son la diabetes o la hipertensión.

Y para terminar... 

1. ¿Qué no falta en su casa?

La música.

2. ¿Qué titular le gustaría ver abriendo La Voz?

Que desaparezcan las listas de espera en la sanidad, que alguien encuentre esa fórmula maravillosa.

3. ¿Un día que no olvidará?

El primer día que fui a trabajar a Ferrol, el 6 de mayo del 2002.